Por Azharys Hazbún (opcional)
El 2025 cierra con un gesto de identidad y valentía artística: Mr. Barz, el nuevo disco del cantante y compositor barranquillero William Barz, una de las voces más interesantes del pop y el rock alternativo colombiano. El álbum no solo marca un hito —sus 10 años de carrera—, sino que también funciona como una rendición de cuentas emocional: un “quién soy” hecho música.
Un disco para mirarse hacia adentro
Mr. Barz es un viaje introspectivo que desnuda la sensibilidad del artista. Habla de amor y deseo, de soledades íntimas, de esos demonios internos que todos cargamos y que pocas veces nos atrevemos a nombrar. Barz lo hace desde un lugar honesto, casi confesional, donde la vulnerabilidad se convierte en herramienta creativa.
“Con este disco quiero enviar un mensaje de valentía y seguridad. Los músicos debemos hacer música sin tanto miedo”, cuenta el artista. La intención es clara: atreverse es una forma de liberación.
Indie, R&B, soul y una calidez minimalista
En lo sonoro, el álbum es una mezcla deliciosa. El indie pop se funde con el R&B y el soul, mientras la producción minimalista abre espacio para texturas suaves, bajos neo-soul, guitarras limpias con vibra funk y sintetizadores atmosféricos que sostienen un relato emocional sin artificios.
Cada canción respira. Las dinámicas son cuidadas, las armonías se deslizan con sutileza y la voz de Barz —íntima, cercana— guía la experiencia.
No es un disco para poner de fondo. Es para escucharlo con atención, con audífonos, para dejarse llevar por sus detalles.
Cerati, James Brown, Juan Gabriel y la poesía como brújula
Parte del encanto de Mr. Barz está en sus influencias: Barz redescubre a Gustavo Cerati, se llena de la energía de James Brown, del dramatismo de Juan Gabriel y de la sensibilidad contemporánea de Gavin De Graw, Mac Miller y Rex Orange County.
Pero hay otro ingrediente esencial: la poesía.
El músico leyó a José Ángel Buesa, Manuel Machado, Miguel Ramos y otros autores cuya fuerza lírica atravesó la escritura del álbum. Esa huella está ahí, evidente en las metáforas, en la cadencia y en la narrativa.
Las canciones: un mapa emocional de diez años
El disco abre con Dura Dú Dú, una entrada poderosa, llena de flow. De ahí en adelante, cada canción funciona como un fragmento del rompecabezas emocional de Barz:
- Fresh: esencia pura del artista.
- Dime qué sientes: música convertida en poesía.
- Solo: un groove honesto que conecta sin filtros.
- Por cuarta vez: la joya del álbum, escrita hace ocho años y convertida en focus track.
- Modo avión: un guiño directo al rock que siempre lo ha acompañado.
- Las horas: poesía pura.
- Poker Face: una historia cantada, impecable en lo literario.
- Blowjob: deseo, riesgo, provocación.
- Los trucos: cierre cinematográfico, un collage emocional que no pretende explicarlo todo, solo sentirlo.
Es un disco para la noche, para el vinito, para pensar o para dejarse llevar. “Suena bien para reír, para hacer el amor o para disfrutar la parte literaria”, dice el cantante.
2026: año de explosión creativa
Barz ya tiene un plan: duplicar sus lanzamientos del 2025. Eso significa que el próximo año habrá al menos 20 canciones nuevas. Está decidido a crear sin miedo, sin presiones externas y con una claridad artística que Mr. Barz termina de cimentar.
“Yo no soy un artista mainstream y eso lo acepté sin dolor en este álbum. Así que hice la música que quiero hacer”, concluye.
Mr. Barz es, en esencia, eso: un acto de libertad. Una invitación a escucharlo sin prisa, sin expectativas, con el corazón abierto.
