EL PESO DE LAS PALABRAS. ENTREVISTA A FONDO CON BERTHA C. RAMOS

Por: William Castro Atencia

Portada del Libro – Cortesía Editorial Makandal

Son del conocimiento universal frases tan influyentes para la vida como “la palabra tiene poder”. Ignoro la mano de quien fuera el perpetuador de tan rica metáfora, así como el contexto dentro del cual se enmarcara su origen, para siglos después (probablemente milenios) llegar a nuestros días cargada de múltiples interpretaciones que van desde el sentido religioso hasta la percepción científica del lenguaje.

Sin ánimos de ahondar en dicha premisa, me atrevería a afirmar que todos los seres humanos, independiente de nuestras creencias o culturas, poseemos al menos una experiencia física o sobrenatural en torno a la misma, con la que nos valemos para acreditar su veracidad y pertinencia a la hora de evocarla, al mismo tiempo que puede haber quienes testimonien esas experiencias a partir de la revelación captada a través de la expresión oral o escrita.

 

Es aquí cuando cabe preguntarnos si la palabra manifiesta mayor o menor poder, dependiendo del conducto o la facultad por medio de la que los seres racionales nos sirvamos para comunicarla: si la oralidad o la escritura. Por supuesto, también habría que especificar a qué clase de poder nos estaríamos refiriendo según el caso.

De mi parte, para hablar acerca de la revelación del poder que hace no mucho tiempo atrás he distinguido en la palabra escrita de Bertha C. Ramos, me resulta indispensable señalar antes que el mismo está relacionado con la capacidad de suscitar cuestiones de vital importancia en la mente de lectores desprevenidos, a los que les toca afrontar las realidades que con su pluma bosqueja en tan pocas palabras.

Bertha C. Ramos – Cortesía Editorial Makandal

Bertha C. Ramos es una escritora barranquillera cuya trayectoria artística habría permanecido discreta hasta hace poco. Sus letras son herederas de un talento literario enfocado en la creación de relatos cortos (también llamados “microcuentos”) en los que viene de especializarse muchos años atrás, para hoy por hoy asumir el cargo que maestros latinoamericanos del género como Augusto Monterroso hubieron de cultivar, creyendo, como comparte en alguna de sus escazas entrevistas, que “un cuento debe ser sencillo para representar toda una problemática”.

Luego de egresar de una carrera aparentemente distante del universo literario, Bertha Ramos comienza a perfilarse esta vez como una diseñadora gráfica que algún día resonara más bien por su destreza innata en el complejo campo de la narración. Es así como se hace merecedora del 1er. Puesto en el Concurso Nacional de Cuento Universidad Metropolitana (2001), al igual que, años más tarde, de dos menciones de honor en el Concurso Interamericano de Cuentos de Buenos Aires (2004 y 2007).

Pero dejando de lado la participación en más convocatorias para dedicarse, por otro parte, a la redacción de una columna periodística que dirige desde el año (2010) para el reconocido diario El Heraldo, es que Bertha encuentra pie por cauces de la no-ficción  para elaborar lo que sería su primer libro de cuentos: Palabras pesadas, un conjunto de cuarenta microrrelatos llevados a la luz de la publicación en la segunda mitad del (2019) por el sello de Editorial Mackandal, emergente de Barranquilla con la que coincide en su estrellato en el vasto mundo de las editoriales.

Posteriormente, se libra el lanzamiento del texto y la editorial antes mencionada en el marco de la 1ra. Feria Internacional del Libro de Barranquilla (Libraq, 2019), realizada en la semana del 18 al 22 de septiembre, fecha en la que fue posible abrir un espacio de conversación con la autora, quien se muestra completamente dispuesta a platicar conmigo sobre las características, temáticas y propuestas que giran en torno a su primerísima obra.

Entrevista Con Berta C. Ramos en Libraq 2019

 ¿Por qué Palabras Pesadas?

B.C.R: Antes de pensar en publicar estuve trabajando mucho tiempo en un blog que lo llamé Palabras Pesadas. Por un lado, porque la brevedad de mi escritura me lleva a que lo que se diga sea realmente de peso, y por otro lado porque creo que la brevedad no soporta la liviandad. Ya después con la editorial nos pusimos a evaluar el título del blog hasta que se decidió que ese mismo sería el título del libro.

 ¿Cuál es ese peso de las palabras?

B.C.R: El peso de las palabras creo que está determinado por la pregunta hacia uno mismo y la dificultad de respondérsela, porque el ser humano prefiere evitar el problema de estar preguntándose cosas que se tenga que responder para encontrarse con una realidad, que a veces no es la realidad que le gusta. Entonces tal vez el peso de la palabra es esa invitación a que vayamos un poco más allá de aquello que no queremos ver, y que nos demos un golpe que nos brinde un poco de luz entre tanta ceguera cotidiana.

 Son en total 40 microcuentos que se dividen en dos partes. ¿De qué trata la primera parte que lleva por título “La mujer incómoda”?   

B.C.R: Trata sobre esa otra incomodidad de la mujer que no se enfoca en una queja permanente hacia su sexo opuesto, sino que más allá de ello, se trata de una queja que empieza en ella misma; una especie de queja propia a la cual yo le apuesto tratando de encararla y trascenderla, para dejar de lado ese pensamiento de que la mujer existe tan solo para cumplir un papel femenino, y recordar que es también un humano sintiente y deseante, que no sale adelante en medio de tanto agobio precisamente por los prejuicios que le impone la cultura y la sociedad en la que habita.

Entevista Con Berta C. Ramos en Libraq 2019

¿Considera la lucha de género como uno de los principales temas de la época para abordar en la literatura?

B.C.R: Sí indudablemente, en el caso de la mujer es ese afán de ocupar un lugar justificado en muchos aspectos como la igualdad y el trabajo. Pero yo pienso que, si al hombre le hubiera sido dado el poder de ser el amo de casa, las mujeres viviríamos envidiosas. En cambio, nosotras que somos las amas de casa, vivimos buscando la manera de quitarnos eso de encima.

¿Eso implicaría, por usar una de sus frases, “salir de la cocina”?

B.C.R: Creo que por el contrario no habría que salir, pues es una dicha poder estar con una posición diferente. Tal vez esa es una pregunta que no tiene que ver con el sometimiento ni la desigualdad, o con tener que dejar de luchar por ganar un espacio en la cultura el cual también hay que reconocer que ha sido negado para las mujeres.

 

En uno de sus cuentos, “Sexo por saxo”, ¿Dónde podríamos decir que se sitúan las palabras pesadas?

B.C.R: Yo diría que están en la acción, en lo que sucede entre el saxofonista y la prostituta que al final provoca la imposibilidad de su encuentro en términos sexuales.

“Y el amanecer se quedó mudo”…

B.C.R: Pudo no haberse quedado mudo. Pudo haberse quedado con las notas del saxofón, encarnando la escena final de un verdadero encuentro si el intercambio de deseos hubiera sido más claro, al igual que si la literalidad del hombre no hubiera llevado la escena hasta tal punto. 

¿Cómo contrasta lo anterior con los cuentos de la segunda parte llamada “Soledades”?

B.C.R: Los que están recopilados bajo el título de Soledades son relatos más de esa búsqueda un poco ciega o fuera de las teorías y saberes; relatos más del saber intuitivo, que tienen que ver generalmente con la construcción del ser humano desde sus inicios, con su construcción infantil o la manera como a lo largo de la vida se generan todo tipo de relaciones con las personas alrededor. Entonces esta parte de alguna forma es un reflejo de esa imposibilidad de tener compañía en esta pregunta personal y profunda de lo que es el ser humano.

¿Y cómo se representa esa cuestión, por ejemplo, en relatos como Desacuerdos?

B.C.R: El relato se llama Desacuerdos pero la mayoría del relato es un acuerdo perfecto entre dos seres humanos, quienes finalmente se separan por distar mínimamente en unas opiniones, las cuales les generan unas emociones que no les dejan ser conscientes de que las diferencias entre el uno y el otro son reales, y que simplemente el otro está en lo suyo como este por acá también, lo que no tendría por qué traducirse en el origen de la tragedia.

¿Un poco como la falta de empatía?

B.C.R: Sí. Un poco como esa imposibilidad de ser compasivos con el otro, en el sentido de entender al otro en sus propias posibilidades y no tratar de dar esa solución que siempre tratamos de dar los humanos, consistente en que para que estemos de acuerdo tú tengas que aceptar lo que yo estoy diciendo.

Finalmente, ¿Qué invitación extiende para los futuros lectores que se acerquen a leer su texto

B.C.R: La invitación es más un incentivo para seguirnos preguntando por las cosas que nos suceden a diario, y a no limitarnos a observar la vida desde un solo campo, pues esta todos los días nos ofrece múltiples visiones para descubrir si realmente estamos o no empezando a emerger en el momento equivocado. Los textos cortos les apuestan precisamente a unas preguntas directas para lectores quienes entran en rodeos para definir los deseos que se plantean a lo largo de sus vidas, como también los encaran para cuestionarles hacia dónde va el mundo con tantas diferencias, entre otras cosas que se suman para que vivamos una vida completamente fuera de sentido, pudiendo haber optado por tomar mejores decisiones.

 

Editorial: Azharys Hazbun

 

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